PRESENTA
El guerrero de la Acrópolis
Iflyforyou ha recopilado los datos suficientes para contar al mundo la verdadera historia de la única escultura del Partenon que permanece intacta.
En sus célebres escritos, el gran historiador helénico Herodoto, nos narra una crónica llena de valentía y coraje.
Es la historia de un guerrero, de origen británico, que llego hasta la antigua Atenas ávido de aventuras y batallas.
Según nos describe Herodoto, el camino del guerrero no fue fácil. Su bravo peregrinaje le llevó hasta misma colina de la Acrópolis donde Pericles había ordenado erigir un templo en honor a la diosa Palas-Atenea.
El escultor Fidias era el encargado de realizar las esculturas. Y en el mismo momento en que estaba diseñando el grupo escultórico del frontón norte, un guerrero fornido y tremendamente bello se presentó ante ellos con el nombre de Tony Hadley.
Tanto Pericles como Fidias estaban perplejos. El canon de belleza clásica había cobrado vida, la armonía de las formas y la más exacta de las proporciones se encarnaban en ese esbelto guerrero de procedencia británica.
Se presentó con la fuerza del ganador. Decía haberse unido a las tropas atenienses deseando devolver a la capital helena todo su esplendor. Acababa de regresar de la batalla contra los espartanos y él había sido el único superviviente. Su voz fue tan potente y su grito de guerra tan melódico que derribó las barricadas humanas.
Las luchas entre Esparta y Atenas eran terribles y Tony Hadley fue el único guerrero que regresó laureado de tal cruel cruzada.
Él sólo, cuál valiente, luchó hasta el límite de sus fuerzas y solamente él pudo regresar a la Acrópolis para comunicar a su General Pericles que la ciudad de Atenas había resultado victoriosa.
Tal admiración causó entre la población, y tal fue el grado de encantamiento que le produjo al escultor Fidias, que presto se dispuso a cincelarle. El escultor, solamente, necesitó un boceto rápido para transformar en piedra la belleza de este mortal, pues Tony Hadley “El Guerrero” no tenía tiempo para posar, las tropas se apiñaban en las costas del Adriático y su deber era volver a la batalla.
El General Pericles le abrazó y puso a su salvaguarda la ciudad de Atenas. Por su parte Fidias hizo honor a tanta belleza clásica, a esos rasgos tan armónicos, a esas proporciones tan divinas, y ubicó su réplica en mármol en medio de su frontón.
En secreto, Fidias hizo un pacto con la diosa Atenea, y al saber que ésta encontraba irresistible al muchacho, le rogó para que su escultura quedara intacta por los siglos de los siglos. Ningún mortal se atrevería a tocarla y ninguna catástrofe natural osaría a rozarla.
Durante años todos los ciudadanos de Atenas se vanagloriaban de tener al guerrero con más coraje, y al más atractivo, entre sus filas. El Partenon era aún más perfecto con una escultura como la suya. Y aunque, con el devenir del tiempo, todos conocemos la historia del Partenon, y de su repartición entre los museos de Europa, lo cierto es que dicho frontón, emplazado hoy en día el Museo Británico, acoge la escultura intacta de Tony Hadley como muestra del valor de un Hombre, del más grande y armónico guerrero, que nos ha dado la historia de la Humanidad.
Mientras que el resto del conjunto escultórico ha sido maltratado por el peso de la historia, la belleza de Tony Hadley permanece ilesa y con mayor resplandor, aún si cabe.
Sólo hace falta acercarnos al British o cotejar esta imagen sacada del propio museo, para afirmarlo.
Tal admiración causó entre la población, y tal fue el grado de encantamiento que le produjo al escultor Fidias, que presto se dispuso a cincelarle. El escultor, solamente, necesitó un boceto rápido para transformar en piedra la belleza de este mortal, pues Tony Hadley “El Guerrero” no tenía tiempo para posar, las tropas se apiñaban en las costas del Adriático y su deber era volver a la batalla.
El General Pericles le abrazó y puso a su salvaguarda la ciudad de Atenas. Por su parte Fidias hizo honor a tanta belleza clásica, a esos rasgos tan armónicos, a esas proporciones tan divinas, y ubicó su réplica en mármol en medio de su frontón.
En secreto, Fidias hizo un pacto con la diosa Atenea, y al saber que ésta encontraba irresistible al muchacho, le rogó para que su escultura quedara intacta por los siglos de los siglos. Ningún mortal se atrevería a tocarla y ninguna catástrofe natural osaría a rozarla.
Durante años todos los ciudadanos de Atenas se vanagloriaban de tener al guerrero con más coraje, y al más atractivo, entre sus filas. El Partenon era aún más perfecto con una escultura como la suya. Y aunque, con el devenir del tiempo, todos conocemos la historia del Partenon, y de su repartición entre los museos de Europa, lo cierto es que dicho frontón, emplazado hoy en día el Museo Británico, acoge la escultura intacta de Tony Hadley como muestra del valor de un Hombre, del más grande y armónico guerrero, que nos ha dado la historia de la Humanidad.
Mientras que el resto del conjunto escultórico ha sido maltratado por el peso de la historia, la belleza de Tony Hadley permanece ilesa y con mayor resplandor, aún si cabe.
Sólo hace falta acercarnos al British o cotejar esta imagen sacada del propio museo, para afirmarlo.
Y a continuación un detalle de tan extraordinaria joya artística
Tony Hadley: el guerrero que pudo con 300 espartanos es, sin duda alguna, la más perfecta escultura del Partenon. 
