Tras los pasos de la Primera Kedada Nacional

Esta es la historia de un hombre llamado Tony Hadley que se enteró de una quedada nacional propuesta por Fans muy fans para el fin de semana del 21 de mayo.
La noticia le llegó por teléfono, pues uno de sus agentes residentes en España le comentó:

- Confirmado Mr Hadley. Las chicas se reunirán el día 20 en Madrid, unas llegarán desde Barcelona y otra desde Sevilla para reunirse con las madrileñas. Y lo más importante: todas las que no han podido ir estarán presentes en espíritu.

Desde ese mismo instante Tony supo que no había tiempo que perder. Su destino era Madrid para encontrarse con ellas.
Fue rápidamente al aeropuerto de Heathrow y sacó un billete directo con destino a la capital.

Mientras tanto las chicas ya habían llegado a Madrid. El hotel Mediodía en Atocha fue su punto neurálgico y desde allí fueron reuniéndose todas hasta configurar uno de los grupos más entrañables y divertidos del universo spandaubalero (y más allá) .

Un distintivo las identificaba: una chapa anunciando la Primera Kedada Nacional con la foto de sus chicos: los de siempre, los de antes y los de ahora, los de toda su vida.

Dentro del avión, Tony Hadley se mordía los nudillos, no podía creer que tuviese retraso. Les mantenían a la espera por las inclemencias del tiempo y él se imaginaba a ese grupo desayunando felizmente en España. Miraba el reloj continuamente y se encomendó a los dioses.

¡¡¡ Tenía que llegar a tiempo!!!

El desayuno de las chicas no pudo ser más agradable. Las anécdotas de Spandau, las risas, las fotos, los gritos ahogados por la emoción…se sucedían por momentos. Y cuando llegó la hora levantaron el campamento rumbo a Casa Mingo.

Unos minutos más tarde el avión de Mr. Hadley despegaba con destino a España. Tony estaba más tranquilo, esperaba ansioso encontrarse con ellas, pero todavía le faltaban dos horas y media para conseguirlo.

Ajenas a los esfuerzos de Tony las chicas seguían en Casa Mingo. La camaradería era tan mágica que se creó un fuerte lazo entre las que estaban y las que no habían podido ir. La sidra empezó a rodar y las copas se llenaban para brindar el único y más alucinante grupo de música: los Spandau Ballet.

Al pisar tierra española Tony suspiró de satisfacción. Y rápidamente volvió a llamar a su contacto:

- ¿Dónde están?
- Se encuentran en una cafetería en Principe Pío.
- ¿Están todas? Sabes que adoro a todas, pero ¿y mis señoras Hadley?
- True está de romería, no ha podido asistir, Loli tampoco ha podido cuadrar fechas, Gracia te espera en Carmona con toda la Energía Positiva del mundo, y a Seira y Mariola también les ha sido imposible. Ah y las amichi italianas tampoco están presentes por la distancia.
- ¿Quiénes están?
- Vero, Lunanegra, Bel, Ro, Aurori, Manoli, Isa, Eva, Lidia y Iflyforyou.
- ¿Has dicho Isa, Lidia, Manoli y Eva?
- Si
- Avisa a Steve Norman, Martin Kemp y Gary de inmediato, también ellos tienen que venir.Estaré allí lo más rápido posible. Y por favor si viene Steve, ya que está aquí Eva, que también se lo comuniquen a María y al resto de sus señoras. Y que Martin haga lo propio con todas las señoras Kemp. Y Gary con las suyas.
- De acuerdo
- Espera, una última pregunta, ¿Moni ha podido venir?
- Creo que no
- Dile a John Keeble que vaya a verla.
- Así lo haré

Y las chicas seguían pasándoselo en grande. No podían estar más radiantes, su encuentro seguía siendo único y tan especial que no dejaban de mostrar su felicidad. Pero Tony tenía problemas, no conseguía un taxi para llegar hasta ellas. Hasta se subió a unos andamios para otear la situación.

Así que en un descuido y aprovechando que el conductor estaba distraído, se metió en la cabina de un camión y sin pensárselo dos veces metió la primera.

El tráfico en Madrid era agobiante y conducir por la derecha no le dejaba de resultar extraño, pero aún así aparcó el camión y llegó hasta Principe Pío. Incluso hubo un momento que le pareció divisar a las chicas pero.....fue un espejismo.

Demasiado tarde ellas se encontraban haciendo turismo delante del Palacio Real.
Tony recibió una nueva llamada:

- Mr Hadley, las acabo de encontrar, están tomando algo por la zona de Ópera, dese prisa están a punto de coger el metro para ir al hotel
- ¿Dónde está el hotel?
- En Atocha
- Vete hacia allá me reuniré allí contigo.

Y Tony divisó un coche y le explicó a su dueño la situación.

El hombre conmovido no se lo pensó dos veces para dejarle las llaves a Tony, y éste raudo y veloz se situó delante del Hotel Mediodía. Eran las 10:45 de la noche.
Sin pensárselo dos veces cogió un megáfono y de sus pulmones salió un grito mágico:

-SEÑORASSSSSS HADLEY AND COMPANY

Pero no obtuvo respuesta. Tony volvió a insistir

- FANSSSSSSSSSSS MUYYYYYYYYYYY FANSSSSSSSSSSSSSSSSSSSS

Abatido por la falta de respuesta comenzó a hacer una pancarta para inmortalizar el futuro encuentro con sus señoras Hadley and company.

Pero nada, las chicas estaban cenando en un kebad esperando el gran momento de la disco y el pincha spandaubalero.
Tony estaba desesperado y decidió esperarlas allí. En algún momento tendrían que regresar al hotel. Hasta se había traído su smokin para estar a la altura de tal evento, pero las horas pasaban y las chicas no aparecían.

Y en ese momento su móvil comenzó a sonar, pero esta vez no era su agente español, sino su agente artístico que le recordaba que al día siguiente tenía un concierto en el O2 londinense ante 20.000 personas, y con todo el dolor de su corazón Tony se dirigió al aeropuerto
No sin antes dejar un mensaje.


Y las chicas, aún sin saber los esfuerzos de Tony por encontrarse con ellas, vivieron uno de los fines de semanas más especiales de toda su vida. Crearon un vínculo muy estrecho y el domingo se coronó con la visita al rastro y las melancólicas despedidas.
Vivieron la Primera de las muchas quedadas que les esperan. Y aunque Tony no alcanzó a verlas, entre todas ellas (las que se dieron cita en Madrid y las que no pudieron) la presencia de TONY, STEVE, JOHN, MARTIN Y GARY se notaba en el ambiente, se sentía hasta por los poros de su piel. Ellos estaban con ellas y ellas estaban con todos sus muchachos.