Tras el reciente visionado de
Shoot D.J con mi gran amiga Mariola, ¿qué buena tarde pasamos ayer, verdad?, me dispongo a comentar la única película - hasta la fecha- de nuestro muso particular.
No es es que Shoot de D.J vaya a pasar a la historia del cine británico, ni siquiera a la historia del cine experimental de autor, ni que su argumento sea algo novedoso o excitante, más bien lo contrario. Pero, sin lugar a dudas tiene un diamante con el que deberían contar todas las películas que se precien de tener calidad: AL GRAN TONY HADLEY.
Hasta ahora conocíamos al Tony CANTANTE, ¡y qué cantante!, ¡divinooooo! Hay pocos como él, muy muy pocos por no decir el único, también teníamos presente al Tony GENTLEMAN (aggggg, entended mis gritos), a ese Tony elegante que se entrega en cada actuación cuando su voz sube al cielo y se queda allí como ÁNGEL DE LA MÚSICA que es (alusión al musical el Fantasma de la Ópera, él hubiese sido el mejor y más absoluto fantasma).
Pero......nos faltaba algo: EL TONYYYY ACTORRRR COMO LA COPA DE UN PINO. ¡Qué actorazo!
Creedme que no exagero cuando comento que lo único que merece la pena de Shoot de D.J es su actuación. Aparece poco en pantalla, pero cuándo aparece el cine se convierte en arte y el argumento gana en adeptos
Tony Hadley es Eddi, capo del hampa londinense, y matiza su papel de "malote" con tal entrega que se nos ponen los pelos de punta.
Tonyyyy tu tenías que haber nacido en el Renacimiento, porque eres un humanista erudito. TODO LO HACES BIEN, palo que tocas, palo que bordas.
Tony el Grande
Tony nuestro muso
Tony el divo
Tony el astro, y ahora.....
¡¡¡¡¡Tony el actor!!!!!